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De profundis clamavi

Hoy no hay titubeo, solo afirmaciones: el problema siempre he sido yo. Mi falta, mi sobra, mi ausencia y sosobra, pero yo. Entonces solo pienso ¿y ahora que? Veo las mismas cosas que me maravillaban pero ahora estoy rota, más rota. Siento en mis venas más fuerte la frase de "la última inocencia murió" porque ahora es nunca o jamás o simplemente fue. Me aferro a mi falta de memoria, le rezo a mi capacidad de olvidar. Es difícil aceptar que uno sigue pasajero de un barco qué hace años se ha ido. Y digo adiós a mi "yo" capaz, a mi "yo" inocente, vivaz y soñador. El mundo está hecho de cuerdos. Pienso un poco en mi realidad ahora, las cosas no duelen, las cosas no queman, las cosas no improntan, solo fluyen. Las memorias de momentos que antes hubiera guardado grabadas en piedra hoy son solo una figura marcada en arena fina, y quiero soplar sobre todo eso. ¿En qué momento até mi atención a la vida a un solo anhelo? Perder siempre es renunciar a cuadrantes de mi

Luz y silencio

Qué dificil es vivir siendo una sombra, el mundo trás ti es puro ruido mientras hacia ti solo abunda el silencio, no existes, pero eres permanente, no actúas, pero todo se marca de alguna manera. Qué dificil es vivir trás una sombra, sin importar cuánto corras nunca llegas al destino, solo queda esa sensación eterna de que el barco partió hace mucho o bien yace hundido bajo algún mar pronfundo junto a su ave azul. Qué dificil es vivir detrás de una sombra, todo palidece y no hay motivos ni razón, solo esa sensación eterna de no ser "the one", ni estar en el lugar indicado, en el momento indicado, con la sonrisa indicada. Todo lo que has perdido, me dijeron, es tuyo Y ninguna memoria recordaba que es cierto Todo lo que destruyes, afirmaron, te hiere Traza una cicatriz que no lava el olvido Todo lo que has amado, sentenciaron, ha muerto No quedó ni la sombra, se acabó para siempre Todo lo que creíste, repitieron, es falso Se hundieron las palabras con que empezó tu tiempo Todo

Melancolía

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 A veces extraño la seguridad y serenidad, sentir paz y calma al cerrar los ojos sabiendo que puedo compartir mi soledad agridulce. No se si es peor pensar que mi melancolía tiene un nombre, o que simplemente se ha convertido en algo etéreo. ¿Es triste pensar que yo me hago perder cosas que anhelo? O ¿acaso es aun mas horrible el creer que nunca se ha tratado de la gente sino de aquello que encuentro en ellos? Sus pedazos dulces y cálidos. Basta decir que me odio a mi, me detesto, no habita un solo tramo de piedad por mi alma. Pero cuando pienso en los demás, solo puedo tomar aquellos pedazos, pequeños, gigantes (ínfimos o no), los engrandezco o aplano, los tomo y miro a contraluz, con pequeños clavos de aguja los clavo suavemente sobre cuadros de corcho. Luego enmarcados los cuelgo en mi pared junto a mi cama, llenan mis sueños, cuidan mis pesadillas. Desearía no tener que perder nunca esa luz que puedo ver en otros. Perder a la gente es perder pedazos de mi, por que la única paz, com

El hombre de la bolsa

 Siempre he sabido que no tiene apego, mientras que yo soy una persona con hiperapego a todo lo que vive, respira (me conoce o no). También, me cuesta aceptar muchas cosas, como que desde que tengo memorias se me dió mejor vivir en vidas que no eran mías: pensemos en esos extraños pasajeros cuya conversación menciona sobre una vida que tiene algo (lo que sea) que llame mi atención. Fui una follower, stalker de vidas agenas incluso antes de que existiese ese concepto. Me declaro culpable. La verdad ya no recuerdo cuanto tiempo en mi vida he pasado de ser espectador a personje, las menos, eso es seguro. Puedo contar mi vida desde muy pequeña llorando en los rincones durante la noche intentando no hacer ruido para no ser descubiera diambulante y despierta en un mundo donde todo debía ser silencio. Diría que no recuerdo un pensamiento distinto a ¿Es esta mi realidad? ¿Acaso hay un mundo diferente a estas lágrimas difusas?, pero tengo un vago (no tan vago) pensamiento, de una -yo- pequeña d

Later never comes

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Desde niña aprendí a amar los cuentos, clásicos, normales, genéricos. Mi favorito siempre ha sido el de las zapatillas rojas, el siguiente en definitiva serían las mil versiones que existen de "Un cuento de navidad" o "Los fantansmas de Scrooge".  A diferencia de las zapatillas rojas, sobre Scrooge nunca había pensado mucho el por qué hasta hace unos meses, y es que hay algo de bello y doloroso en el hecho de que haya una especie de reivindicación después de una vida negando las emociones propias para apegarse a lo crudo y real de lo "necesario" como es el dinero. Conozco muchas versiones de un cuento de navidad , la mayoría no tan populares, pero la base siempre suele ser igual: un pasado negando la familia y el posible amor, un presente cegado de cualquier cosa emocional, un futuro donde es olvidado.  Pero hace unos meses vi esta versión de Netflix donde de pronto en medio de todo salió una canción mágica y dolorosa que al terminar no pude pensar algo di